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jueves, 9 de mayo de 2013

NO PODRÍA MIRARLES A LA CARA

Son vehementes, extravertidas, tímidos, pasotas, enérgicos, creativas, inconformistas, leen mucho, no leen nada y hasta hay quien celebró su 18 cumpleaños dando biberones mientras el resto estaba de botellón. 

Son diferentes, son iguales:
porque no quisieron estudiar en su día, 
porque una dura situación familiar les afectó demasiado,
porque piensan más que memorizan,
porque el fuego termina quemando cuando se juega con él, 
porque un día comprobaron que cuando transgredían las normas alguien les prestaba atención...

Cuando el viernes próximo el Consejo de ministros apruebe la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa, las personas que estén en su situación no tendrán una segunda oportunidad (mejor dicho, no tendrán una oportunidad) para obtener un título que, más allá de la frialdad del papel timbrado, les ofrezca la posibilidad de acceder a un trabajo digno, les aleje de la explotación o les permita continuar con sus estudios (porque pueden y valen para ello). 

La LOMCE fomenta las diferencias, coarta libertades, criba, segrega y acaba con cualquier atisbo de pensamiento libre y crítico. Una sociedad democrática prima y refuerza la cultura y la educación como motores de progreso, desarrollo y transformación, mientras que una sociedad basada en el sometimiento y la esclavitud clasifica, segrega, margina y explota. 

Con estas propuestas -obligaciones desde ahora- aparentemente educativas (agentes privados en la educación, centros menos democráticos, aumento de los conciertos, ratios más altas, profesorado sin oposición, etc.), lo que en realidad se está cercenando es nuestra libertad. 
Estamos asistiendo, sin darnos cuenta -o, peor aún, con alevosa aquiescencia- a un retroceso brutal de nuestro sistema de libertades. 



Se llaman Fran, Tere, Mariam, Bea, Mirfets, Abdelah, Rubén, Yeray, Rumaisa, Pedro, Andrea, Shaima, Nora, Miguel, Iván, Fati, Mario... y han conseguido que vuelva a escribir una entrada en mi blog después de ocho meses.
No podría mirarles a la cara pensando que no luché lo suficiente por ellas y ellos, y por quienes vendrán después. 

jueves, 12 de julio de 2012

LA LEY ORGÁNICA PARA LA MEJORA DE LA CALIDAD EDUCATIVA #propuestasLOMCE



     El pasado viernes, 29 de junio, el ministro de Educación presentó ante el Consejo de Ministros un informe sobre el anteproyecto de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE).
Las #propuestasLOMCE podéis verlas AQUÍ
     Entre las primeras propuestas figura una que refleja perfectamente el espíritu de esta futura ley: "La calidad educativa debe medirse en función del "output" (resultados de los estudiantes) y no del "input" (inversión, nº de profesores/unidades)". Es decir, que no importan las condiciones laborales del profesorado, el hacinamiento y la falta de medios bajo la excusa de "apretarnos el cinturón" (un cinturón al que no le quedan más agujeros, por cierto). No, esto no debe ser indicativo de calidad, mientras que los resultados sí. Parece que está hablando el patrón de una empresa, ¿verdad? 
      Entre los objetivos generales de la LOMCE no están, por supuesto, promover una escuela democrática, inclusiva, superadora de desigualdades, etc., no. "Anticipar la elección de itinerarios" (así, sin cortarnos y a las claras hablando de separar desde el principio), "mejorar los resultados de PISA" y "mejorar la empleabilidad" aparecen como objetivos generales. 
      Estos puntos, con los que -aparentemente- cualquiera podría estar de acuerdo, encierran una concepción de la sociedad -y, por ende, de la educación- que no se nos debe escapar. Una sociedad libre y democrática prima y refuerza la cultura y la educación como motores de cambio, de progreso y de desarrollo. Por el contrario, una sociedad basada en el sometimiento y la esclavitud (¿cómo llamo si no al hecho de que cada vez trabajamos más para conseguir menos dinero con el pagar productos que se encarecen por semanas?, ¿cómo llamo a una sociedad no formada, ni crítica, ni capaz de pensar libremente?) tratará a las personas como ganado, observando, viendo sus cualidades, clasificando y separando para después poder explotarla a placer. Esto, traducido, es "mejorar la empleabilidad". 
      Asimismo, se apunta al desarrollo paralelo de un estatuto del profesorado docente no universitario y al hecho de que "la dignificación de la profesión docente es imprescindible para la mejora de la educación". ¿Se dignifica la profesión bajando el sueldo, eliminando la paga extra y empeorando las condiciones laborales, pero con un "carnet de profesor o profesora" que me señale como autoridad? Además, la autoridad nos la ganamos día a día, con nuestros actos, que son los que más enseñan -mucho más que las palabras-, no con un estatuto... a no ser que el gobierno quiera que desde pequeñ@s nuestros hijos e hijas se acostumbren a obedecer a quien ejerce la autoridad por imposición, no a quien la gana con su ejemplo. 
       Continuando con estas propuestas insolidarias y generadoras de exclusión, el objetivo de los programas de cualificación profesional no será obtener el título de la ESO sino "preparar al alumno para el mercado de trabajo". ¿Prepararlo para que trabaje sin titulación? Fabuloso: más mano de obra barata, explotable, manipulable y acrítica. 
Por otro lado, volvemos al sistema de reválidas de los años 60. Habrá tres pruebas: al finalizar 6º de Primaria, 4º de la ESO y Bachillerato, y el alumno o la alumna que apruebe el curso pero no la reválida, no titulará. Si un alumn@ no pasa la reválida de 6º, por ejemplo, deberá repetir curso y, si vuelve a suspender, entrará en un programa encaminado a los Programas de Cualificación Profesional Inicial. Es decir, desde que entre con 12 años en el IES estará con alumnos y alumnas "marcad@s" como él o ella por la imposibilidad de graduarse en ESO (porque, como dije anteriormente, los programas de cualificación profesional no tienen como objetivo la consecución del título de ESO, sino el mercado laboral). 

     En definitiva, esto es un informe del anteproyecto de ley. No podemos cerrar los ojos, pensar que no va con nosotr@s o decir -como algunas compañeras me han dicho alguna vez-, que "una vez cerrada la puerta, la clase es mía". Esa es una verdad a medias. Tenemos que actuar, decir NO a una ley que va a promover la segregación, la insolidaridad y la exclusión. Aún estás/estamos a tiempo.

"Hasta que no tengan conciencia de su fuerza, no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado, no serán conscientes. Éste es el problema."
(George Orwell, 1984)


(*) Por cierto, cuando buscaba el cuadro "La tejedora", de Planellas, para ilustrar esta entrada, encontré la imagen junto a un texto que decía lo siguiente y que me apetece copiar aquí. Han pasado dos siglos, ¡quién lo diría!:

"Los trabajadores de las industrias del siglo XIX tenían que soportar unas condiciones laborales muy duras:
  • Los horarios eran excesivamente largos y se prolongaron cuando se comenzó a utilizar la iluminación de gas.
  • La disciplina laboral era muy dura. Se castigaba con multa al que abandonara el trabajo por cualquier necesidad o al que hablara o silbara mientras trabajaba.
  • La inseguridad en el trabajo era total. El obrero debía poner un sustituto si caía enfermo; no cobraba los días perdidos y podía ser despedido sin ningún derecho".